MUSEOS Y GALERÍAS, EXPOSICIONES, OCTUBRE, FIC, CARTELES POR LA SOBERANIA ALIMENTARIA

CARTELES POR LA SOBERANIA ALIMENTARIA 
Del 11 de octubre 2024 al 3 de febrero 2025 
Univerciudad El Copal, Irapuato, Guanajuato 


Los organizadores de la segunda Bienal Internacional de Cartel Oaxaca eligieron como tema central de su convocatoria la lucha contra el maíz transgénico; una lucha que se ha ido librando desde hace años por parte de intelectuales, biólogos, campesinos, organizaciones sociales y la sociedad civil.  

La idea de una posible suplantación de la planta nativa, ayudada en parte por empresas trasnacionales y en parte debido a la permisión de los gobiernos que, dicho sea de paso, hace años abandonaron entre muchos otros el campo mexicano, se configura como uno de los mitos del nuevo milenio. Un mito apocalíptico que no se llega a cumplir del todo pero que nos parece de una inminencia espantosa.  

Estamos en una época de extinciones; junto a ciertas plantas y animales, idiomas y ecosistemas que se pierden para siempre, están las semillas que dan rostro a las civilizaciones, entre ellas el maíz. A lado de estas extinciones proliferan, a su vez, numerosas imágenes. La estética de la abeja, con sus hexágonos y su colectividad, es un ejemplo de la situación, pues pareciera que, junto con la pérdida de un elemento del mundo, el inconsciente humano, sintiéndose culpable, tendiera a crear puentes entre un recuerdo idealizado y aquello que hemos desgastado. El arte está últimamente lleno de animales y plantas que ya no podremos ver por ningún lado en los próximos años. No se excluye el poderlos crear de nuevo, pero ¿mediante manipulación genética? Lo que hace falta es una ética a la altura del momento presente, pues necesitamos estar abiertos a las nuevas investigaciones, investigaciones que tengan como fin la vida armónica en el planeta y no la voracidad económica.  

Uno de los relatos más fascinantes sobre la creación del mundo, el Popol Vuh, refiere que el hombre fue creado de maíz: “De maíz amarillo y de maíz blanco se hizo su carne; de masa de maíz se hicieron los brazos y las piernas del hombre. Únicamente masa de maíz entró en la carne de nuestros padres, los cuatro hombres que fueron creados”.  La idea nos interesa porque esta descripción se corresponde con dos intentos fallidos de los dioses después de crear a los hombres a partir del barro y luego de madera; sólo el maíz dio al ser humano su correspondiente lugar en el mundo, pues ni el barro— tan proclive a volverse polvo— ni la madera —que creó algo así como autómatas—, pudieron crearnos cabalmente. Fue sólo el maíz el elemento que nos pudo formar, que nos dio rostro e identidad. En ello nuestros antepasados no se equivocaban. Hoy día este relato cae como una predicción: sin maíz nativo nos haremos gente sin autonomía, nos haremos polvo. La lucha contra el cultivo y consumo del maíz transgénico nos toca en lo cercano. Cada uno de los carteles de esta exposición es una advertencia.  

Un jurado compuesto por el diseñador Hazam Jara, La investigadora Elena Álvarez–Buylla, y el etnobiólgo Alejandro de Ávila otorgaron los tres primeros lugares de esta bienal.  

Las ilustraciones de esta exposición funcionan como impresiones negativas, es decir, que ilustran diferentes modos de expresar la pérdida del maíz nativo a través de la planta modificada, que es mayormente el personaje de los carteles. Eso sí, la variabilidad en cada imagen permanece, aunque dicha variabilidad no se encuentre en el maíz transgénico. El maíz nativo ofrece un conjunto de posibilidades que el transgénico no puede si quiera rozar. El maíz modificado, y cualquier campesino sabe de esto mucho más, ofrece un conjunto de limitantes, entre ellas —una de las más asombrosamente terribles— el que las semillas de las mazorcas que produce no pueden germinar nuevamente, contradiciendo por completo la idea que se tiene de “semilla”. Otro elemento negativo sería la capacidad de algunas plantas modificadas para crear su propio insecticida. El maíz transgénico es una antisemilla. En la última película de la serie de Mad Max se les llama así a las balas, pues allí donde se siembran la muerte se multiplica. ¿Es una metáfora muy simple? Tal vez no tanto, pues los escenarios tan devastados de dicha película enfocan el problema con una cierta verosimilitud. Las nuevas luchas planetarias por el agua, la tierra y las semillas están dejando de ser ficción.  

Cada uno de estos carteles hace patente la protesta. Cada uno es una voz que se alza en contra del cultivo del transgénico en México y el mundo. Son, también, afirmaciones de la potencia del maíz que se manifiesta incluso en elementos contemporáneos. Una potencia que viene de un lugar fuera de la historia, de una época que no conoce limitantes físicas. Acaso viene del origen del mundo. Hoy más que nunca hablar de maíz es reflexionar sobre nuestra precaria posición.  
Guillermo Santos 

Comentarios