25 de febrero 2022 | 17:30 y 20:00 h | Patio del Antiguo Hospicio Jesuita
Cupo limitado | Uso obligatorio de cubrebocas
Taquilla: general, $30.00; comunidad universitaria e INAPAM, $20.00
Bono 7 películas: General, $150.00; Comunidad universitaria e INAPAM, $100.00
Favolacce | Italia-Suiza | 2020 | 98 min | B15
D y G: Fabio y Damiano D'Innocenzo (acreditados con el seudónimo de Fratelli D'Innocenzo). F en C: Paolo Carnera. E: Esmeralda Calabria. Con: Tommaso Di Cola (Dennis), Giulietta Rebeggiani (Alessia), Justin Korovkin (Geremia), Giulia Melillo (Viola Rosa), Laura Borgioli (Ada), Elio Germano (Bruno), Barbara Chichiarelli (Dalila), Gabriel Montesi (Amelio), Max Malatesta (Pietro), Ileana D'Ambra (Vilma), Lino Musella (profesor Bernardini), Max Tortora (narrador). CP: Pepito Produzioni, Rai Cinema. Prod: Agostino y Giuseppe Saccà. Dist: Mirada Distribución.
En un pequeño barrio en las afueras de Roma, el calor del verano esconde una sofocante atmósfera de alienación. Desde la distancia, las familias parecen normales, pero es una ilusión: en las casas, patios y jardines, el silencio envuelve el sutil sadismo de los padres, la pasividad de las madres y la indiferencia de los adultos. Pero es la desesperación reprimida de los niños lo que explotará y atravesará esta grotesca fachada con devastadoras consecuencias. El segundo largometraje de los hermanos Fabio y Damiano D'Innocenzo es una fábula coral con un pesimismo existencial y deprimente. Contada desde la perspectiva de los niños, la película manifiesta el horror que se oculta en la vida cotidiana.
2020 Oso de Plata a Mejor Guion. Festival Internacional de Cine de Berlín. Alemania. | Premio del Jurado de la Competencia Internacional. Festival Internacional de Cine de Bruselas. Bélgica. | Premio Estrella de Plata. Festival de Cine de El Gouna. Egipto.
La película nos adentra en las dinámicas familiares e interacciones de un grupo de adultos y niños que intentan convivir dentro de la normalidad que se espera de cualquier vecindario que se respete, pero que se tambalea con el más mínimo impulso que ponga en duda su armonía. No hay claridad total en las relaciones, ni certezas de cómo son en realidad estos personajes. Hay más bien una incomodidad constante, silenciosa e invisible; un sentido de extrañeza que no encuentra razón de ser en ese espacio de cotidianidad forzada. Lo más sensato, entonces, sería dinamitarla. ¿Y quién mejor para hacerlo que aquellos que aún no se encuentran cegados por el cinismo y la sinvergüenza de la adultez?
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