CINE CLUB, MAYO, 66 MUESTRA INTERNACIONAL DE CINE - LA CASA JUNTO AL MAR

LA CASA JUNTO AL MAR
18 de mayo 2019 | 17:00, 19:00 y 21:00 h.
Auditorio Euquerio Guerrero

General, $30.00; comunidad universitaria e INAPAM, $20.00

Bono 7 películas: general, $150.00; comunidad universitaria e INAPAM, $100.00
Programación sujeta a cambios sin previo aviso

La villa | Robert Guédiguian | Francia | 2017 | 107 min | A | Idioma: francés, árabe | Subtítulos: español

D: Robert Guédiguian. G: Robert Guédiguian y Serge Valletti. F en C: Pierre Milon. E: Bernard Sasia. Con:  Ariane Ascaride (Angèle Barberini), Jean-Pierre Darroussin (Joseph), Gérard Meylan (Armand), Jacques Boudet (Martin), Anaïs Demoustier (Bérangère), Robinson Stévenin (Benjamin). CP: Agat Films & Cie. Prod: Marc Bordure y Robert Guédiguian. Dist: MK2.

En un pueblo de la costa francesa, Angèle, Joseph y Armand vuelven a casa de su anciano padre, quien está paralizado tras sufrir in infarto. Angèle es actriz y vive en París; Joseph está enamorado de una chica más joven que él; Armand es el único que se quedó en Marsella para cuidar el restaurante que regentaba su padre. La reunión sirve de pretexto para revaluar los ideales que les transmitió su progenitor, pero la llegada de una pequeña embarcación cambiará sus reflexiones. El cineasta Robert Guédiguian, junto a su recurrente ensamble de actores, continúa con su espíritu revolucionario en esta película sobre los lazos familiares. La globalización y la migración funcionan como telón de fondo. 

Premios y festivales
2018 Nominación al premio César a la Mejor Actriz Secundaria. Academia de las Artes y Técnicas del Cine de Francia. | Selección Oficial de la sección Mistrzowie. Festival Internacional de Cine Nuevos Horizontes. Breslavia, Polonia. | Selección Oficial de la sección Mästare. Festival de Cine de Gotemburgo. Suecia

2017 Premio SIGNIS y Premio UNIMED. Muestra Internacional del Arte Cinematográfico. Venecia, Italia. | Selección Oficial de la sección Perolas. Festival Internacional de Cine Donostia – San Sebastián. España. | Selección Oficial de la sección Masters. Festival Internacional de Cine de Toronto. Canadá. | Selección Oficial. Festival de Cine Francés de Helvetia. Biel/Bienne, Suiza.

Robert Guédiguian
Marsella, Francia, 1953
Estudió sociología en París. A lo largo de su carrera como cineasta ha plasmado su compromiso político, narrando la vida de las clases oprimidas y trabajadoras, principalmente de su Marsella natal. En sus películas habla de la precariedad laboral, la inmigración, la marginalidad y la carencia de bienes.

Crítica
Robert Guédiguian sigue siendo un irreductible. Casi 40 años después de su primera película, Último verano (1980), el director continúa, a machamartillo, con su espíritu revolucionario, voz de la conciencia de la clase obrera de una Francia que, en estas cuatro décadas, ha cambiado mucho. Y seguramente no hacia su lugar soñado.

Sin embargo, a los 64 años, junto a sus modos batalladores, consciente de la ruta política hacia la que se ha dirigido buena parte de su país en los últimos tiempos, Guédiguian parece expeler una cierta desesperanza. Y el año 2017 es una muestra de esa ambivalencia: fue uno de los productores de la excelente El joven Karl Marx, didáctica de sus ideales, de sus orígenes, y dirigió la cautivadora La casa junto al mar, donde una sombra de abatimiento apunta a que las grandes ilusiones quizá hayan alcanzado la categoría de utopía. Una obra en la que el peso de la conciencia adquiere protagonismo, y en un tiempo en el que sus personajes –encarnados por los de siempre, los maravillosos Ariane Ascaride, Gérard Meylan y Jean-Pierre Darroussin– parecen casi más predispuestos para la armonía que para la contienda.

Por supuesto que aún hay motivos para la lucha –la inmigración, los refugiados, los despidos, los desmanes inmobiliarios, la tiranía del turismo…–, pero al mismo tiempo surge la búsqueda de una calma interior que desvela una pizca de cansancio. Así, esos afanes de sosiego llegan por el camino de la bondad, lo que en cierto modo no deja de ser ideológico. Sobre todo, porque no se trata de una bondad natural, sino de una bondad elegida, buscada, trabajada y, al fin, lograda.

Con reminiscencias explícitas de El alma buena de Sezuán, de Bertolt Brecht, La casa junto al mar encuentra su momento cumbre en un flashback tan emocionante como amargo, en el que el director utiliza una secuencia de ¿Quién sabe?, su tercera película, de 1985, para mostrar el brío juvenil de un grupo de personajes de ficción que también eran combatientes artísticos, y aún pretendían cambiar el mundo. Una época puede que irrecuperable; para sus personajes, y para su cine.

Javier Ocaña
El País
Madrid, 23 de marzo de 2018





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