CINE CLUB, MAYO, DOMINGOS DE CINE EN EL PRINCIPAL, INTOLERANCIA

INTOLERANCIA
Domingo 27 de mayo 2018 
Teatro Principal | 20:00 hrs. | Entrada libre

Programación sujeta a cambios sin previo aviso.

Intolerance: Love's Struggle Through the Ages | D. W. Griffith | Estados Unidos | 1916 | 126 min.
Intolerancia 

(Mi reconocimiento a Griffith) por tolerar el destino de la mayoría de los monumentos y, en primer lugar, por merecer el tributo, a pesar de ser una personalidad con aspectos claramente indignantes

L. Halliwell, a propósito de Intolerancia 
En 1916, David Wark Griffith (1875-1948) rodó un filme clave en la historia del cine, Intolerancia: la lucha del amor a través de los tiempos (Intolerance: love's struggle through the ages), a manera, se ha machacado con asaz frecuencia, de una diatriba exculpatoria por el racismo flagrante de EI nacimiento de una nación (1915), del que, con culpas, salió por la eternidad penitenciado. En esta cinta, como cubridor1 al Ku-Klux-Klan, diseñando las hopas de sus sayones y resaltando sobre ellas, en relieve, la cruz, que en sus tropelías, asesinatos y linchamientos distinguieron a los facinerosos anglos de la secta. 

Griffith, en 1908, la emprendió con puñadas para entrar en el cine. En 1915 ya había filmado 402 rollos. En esa fecha dio el campanazo con El nacimiento de una nación, filme maldito desde hace buen rato, pues levantó y sigue levantando ámpulas. Quedaron ambos -película y cineasta- inmersos, por decir lo menos, en un barrizal, puesto que historiadores y críticos les continúan arrojando fiemo. En el contexto recriminatorio la nota discordante correspondió al presidente norteamericano Thomas Woodrow Wilson, tan proclive a las metáforas y tan mal recordado en México por sus intervenciones militares en 1914 y 1916. De la cinta dijo: "Esto es escribir historia con iluminación. Nuestra historia ha sido en su mayor parte la historia de nuestros negocios”2.

Denostado o no, hay que admitirlo, Griffith urdió en mucho la trama y la tela del desarrollo cinematográfico. No se mostró humilde al señalarlo: "Recuerden lo pequeño que era el mundo antes de que yo llegara. A todo le di vida; mudé el mundo entero a una pantalla de 20 pies". Entre sus innovaciones -presentes en lntolerancia-, refiramos el uso del close-up de figuras monumentales -aunque en 1914 ya lo encontramos en otro peplum3, el de Cabiria de G. Pastrone-; las tomas distantes, que utilizó por primera vez en su cinta Ramona (1910); el suspenso continuo; los desvanecimientos (fade-out) y el control de la gesticulación actoral4. 
Por estas enseñanzas, Griffith articuló la mecánica del cine y la inclinó a su instinto. 

Planeada inicialmente como una crónica sobre un matrimonio obrero a principio del siglo XX, enfrentando a "las buenas intenciones" fariseas de un grupo de mujeres ricas y ociosas, miembros de un club social -que por el victorianismo imperante- consideraban a la pareja como retrógrada, Intolerancia -cuyo título de trabajo fue La madre y la ley -, sumó al episodio de marras tres más, extendidos a lo largo y ancho de la historia, cubriendo aproximadamente veinticinco siglos: 
1. El periodo babilónico (593 a. C.) relata la resistencia de este pueblo y su derrota ante las tropas del rey persa Ciro. Babilonia cayó por la traición de un sacerdote movido de intolerancia por el éxito de una divinidad rival. 
2. La era de Judea (alrededor del año 27 de nuestro tiempo), apechuga la intolerancia política y religiosa que condujo a Jesús a la cruz. 
3. El Renacimiento francés, por 1572, recuenta el fracaso, por un intransigente arbitrio abacial, del Edicto sobre la tolerancia que desembocó en la masacre de san Bartolomé, resaltando la tragedia amorosa de un soldado católico, Próspero Latour, y una joven hugonote, Ojos Cafés.
4. Los Estados Unidos hoy, 1914, resalta cómo el crimen, el puritanismo y los conflictos entre capital y obreros -sucediéndose a pérdida de vista e indiferencia-, han ayudado a arruinar la vida norteamericana. 

Estas historias fílmicas -de modestos o nobles, linajudos o plebeyos, héroes o cobardes-, no son narradas linealmente. Entre ellas se entrecruzan percepciones morales y psicológicas, comunes o contrarias, que al aproximarse a un punto álgido son resueltas en edición rápida. Una imagen, la de una madre meciendo una cuna, es la señal de ruptura entre las cuatro edades. Su exigüidad simboliza el transcurso de las generaciones, cuyos vástagos no tienen nombre propio, sólo apelativos: La amada, El muchacho, El mosquetero de la barriada, etc.

Griffith, bajo cuerda, obtuvo para Intolerancia la cristalización de necesidades e incluso de caprichos. En primer lugar, un presupuesto holgado: 2 millones de dólares, que actualmente serían 41. En un segundo punto, el cineasta no estuvo obligado a ceñirse a un guion. Según registros resguardados en la Biblioteca del Congreso Norteamericano, la pantagruélica escenografía se diseñó y construyó sobre la marcha. El filme fracasó en taquilla. La producción final, con cuatro versiones en la actualidad, es larga, va de 195 a 197 minutos. A las cuatro se les ha añadido un acompañamiento musical distinto. Elimínelo sin miramientos al ver la cinta en DVD. 
Intolerancia que, por incuria o desdén, cayó en el ámbito de bien mostrenco, es decir, de dominio público, continúa siendo un orgullo para el cine. En 1982, fuera de competencia, se reestrenó en el Festival de Cine de Cannes, como igualmente en 2007 en la Mostra de Venecia. 
En 1989, fue seleccionado para su preservación en el Registro Fílmico Nacional de los Estados Unidos por la Biblioteca del Congreso, por ser cultural, histórica o estéticamente significativa. Por el contrario, en 2000 a Griffith se le despojó, por parte de la Director's Guild of America de la presea que le habían otorgado, el llamado Lifetime Achievement Award.  

No está fuera de lugar mencionar que en 1934 este cineasta estuvo vinculado con el rodaje de ¡Viva Villa!, de Jack Conway, a propósito del Centauro del Norte, interpretado por Wallace Beery, coquetón, dicharachero y de ojos azules, tan ridículo como el Yul Brynner de Villa Rides (1968), de Buzz Kulik, donde el sempiterno pelón uso peluca. 

Intolerance: Love's Struggle Through the Ages (Estados Unidos, 1916). Dirección: D. W. Griffith. Guion: D. W. Griffith, Hettie Grey Baker, Tod Browning, Anita Loos, Mary H. O'Connor. Fotografía: Billy Bitzer. Edición: D. W. Griffith, James Smith y Rose Smith. Música: Joseph Carl Breil y Carl Davis. intérpretes: Lillian Gish (La maternidad eterna), Vera Lewis (Mary T. Jenkins), Mae Marsh (La amada), Fred Turner (EI padre de la amada, un trabajador en el molino de Jenkins), Robert Harron (EI muchacho), Erich von Stroheim (Un fariseo), Gunther von Ritzau (otro fariseo), Frank Bennett (EI rey Carlos IX de Francia). Duración: 210 min., en su estreno. Blanco y negro. 
1 Juan Goytisolo en Aproximaciones a Gaudí en Capadocia utiliza el término como sinónimo de progenitor o patriarca.
2 Gastón García Cantú, Idea de México 1, cap. XVIII.
3 Con este nombre cinematográficamente se conoció, durante un poco más de la mitad del siglo XX, la épica seudohistórica. A partir de 1960, la crítica francesa acuñó el término peplo es una túnica femenina de la antigua Grecia: pieza rectangular de grandes pliegues, doblada en dos y cosida con el fin de formar una especie de tubo. Las dos mitades de la tela son unidas por un alfiler sobre cada hombro. Se confeccionó con un tejido pesado, lana por lo general. Se ataba a los hombros con una fíbula (pieza metálica para sujetar o unir prendas). El peplo se ciñe con un cinturón. 
4 Kevin Brownlow, The parade's gone by, California, University of California Press, 1968, p. 23.

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