ARTES ESCÉNICAS, SEPTIEMBRE, TEATRO UNIVERSITARIO


TEATRO UNIVERSITARIO
JUEVES 29 Y VIERNES 30 DE SEPTIEMBRE, MESÓN DE SAN ANTONIO, 20:30 HRS.  
Costo: General $80.00 Estudiantes e INAPAM $40.00

EL ALCALDE DE SALAMEA, ESTRENO

Sinopsis
En la Literatura española aparece con frecuencia la problemática a que da lugar el desajuste entre ley, poder y justicia. Un ejemplo que llama la atención es el Alcalde de Zalamea, de Pedro Calderón de la Barca.

En novela y en teatro se han hecho los más variados planteamientos del conflicto que causa el desajuste, el Alcalde de Zalamea, se halla, precisamente, en esta línea de opción por la verdad, más allá de ordenanzas y leyes. Ha sido calificada como una de las piezas más notables del Siglo de Oro, tanto por su contenido, como por su estructura. Logra plantear un problema jurídico sin la pesadez de lo jurídico, valiéndose de un tratamiento humano que llega a todos los públicos. 

En el Alcalde de Zalamea, Pedro Crespo, el Alcalde, no por ser un aldeano, carece de sabiduría o falta de valentía, una vez que la villa lo dota de la vara de mando, acuerda sin titubear procesar al violador, el capitán don Álvaro de Atayde. Gran atrevimiento, porque al capitán lo amparaba la legislación castrense, es decir, sólo podía ser juzgado por un tribunal militar. Pedro Crespo sabe que de remitirlo a tal jurisdicción no sería debidamente castigado. Percibe lo injustificado de las normas que asignan carácter militar a un crimen común y decide reivindicar el fuero que le compete como autoridad ordinaria. Su decisión se apoya no en las leyes que propiciaban la impunidad del capitán, sino en las razones de la justicia.

Aun así, se debe de reconocer que a Crespo le animaba un claro propósito vindicatorio, cuya satisfacción le allana la circunstancia imprevista de ser nombrado alcalde con posterioridad al hecho. Después de todo, resulta ser un personaje que no escapa a las humanas debilidades. Calderón no quiso hacer de su héroe a un personaje inobjetable, sino sujeto a las comunes pasiones. Para la solución final, se vale de la oportuna llegada del rey, quien al enterarse de lo sucedido no sólo confirma la sentencia de muerte, sino que nombra a Crespo alcalde perpetuo de la villa. 

Al margen del argumento habrá que destacar el acierto en la figuración de los personajes. Buena parte de dialogo tiende a enseñarnos que la modestia de los villanos no significa sumisión ni falta de propia estima. Se saborea cierta solera de orgullo viejo en las condiciones de los humildes.

Pedro Calderón de la Barca, nació en 1600 y murió en 1681. Perteneció a una familia de abolengo. Durante cinco años recibió educación de los jesuitas. Aprendió varias lenguas y se familiarizó con los clásicos, sobre todo con Ovidio. De 1623 datan sus primeros ensayos dramáticos y en muy pocos años se da a conocer como autor muy apreciado. En 1635, el año de la muerte de Lope, se representa por primera vez, su obra, La vida es sueño.

En la última etapa de su vida se dedica a escribir y desarrolla su estilo reflexivo. Su obra es muy extensa, predominando, finalmente, la tendencia filosófica.

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