ESPACIOS DE ARTE, 58 FERIA DEL LIBRO, CARTEL DE CINE Y LITERATURA

Cartel de Cine y Literatura
Del 08 al 18 de marzo, 2016
Departamento de Minas, Metalurgia y Geología, Sede San Matías, Campus Guanajuato 

Prácticamente todas las películas  tienen un principio literario. El guion no deja de ser literatura, pieza básica para construir la historia cinematográfica. Un ejercicio literario concebido para transformarse en imágenes reales que aparecerán ante nuestros ojos.  En la obra literaria las imágenes las inventa el lector, desde la propia configuración final de los protagonistas hasta las más complejas escenas de la trama.

Siempre el cine ha recurrido a la literatura como base temática y narrativa. Ya en el cine mudo la fuerza de una historia de la que se conocía el argumento literario ayudaba sobremanera a entender lo que estaba pasando en la pantalla.  El cine proporcionaba una gran capacidad de síntesis y acercaba las historias a miles de personas que no iban a leer aquella obra literaria de la que en la mayoría de los casos, solo conocían el argumento. Una sola secuencia recogía decenas de páginas. Además el cine  visualizaba las acciones, y daba vida a la función de los objetos. 

El cine representaba y la literatura expresaba. Esa era la diferencia. La pantalla aportaba además movimiento, y tenía el peligro de interpretar genéricamente las emociones que la lectura le proporcionaba al lector. Rápidamente se pusieron de manifiesto las diferencias entre ambos. Con la aparición del sonoro las dos formulas expresivas de acercan y hacen notables esfuerzos de convivencia. 

Secuencialidad, temporalidad, emociones, son elementos que se van a compartir hasta nuestros días. En ese matrimonio de cine y literatura siempre esta era la referencia y el otro el intento. El cine negro cambio la tendencia. La pantalla generaba literatura y no al revés. A mediados del siglo pasado se produce la incursión formal de los grandes escritores en el mundo del cine, y no solo a escribir guiones, o a hacer adaptaciones de sus obras, sino también a dirigir películas. Hay muchos ejemplos. Para ellos el cine era un reto narrativo, con el aliciente de contribuir a crear nuevos lenguajes, esta vez con las imágenes. A través del cine la literatura encuentra multitud de recursos estéticos y conceptualizaciones de situaciones que tratan de simplificar al lector la comprensión de entornos y acciones.

Para el espectador la literatura llevada al cine le permitía ejercer de crítico con visiones diferentes. Hoy en día  tampoco podemos escapar a la comparación entre la obra literaria y la película. Es consustancial a la función de espectador y de lector. Aunque realmente estemos ante planteamientos que en ningún caso deberían compararse. En medio de  esa comparativa inevitable  surge un nuevo elemento que va a propiciar  una tercera  opinión: El cartel de una película basada en una obra literaria. Es la aparición de otro lenguaje en medio de dos grandes lenguajes. La visión repentina de este tipo de carteles puede provocar cualquier tipo de reacciones. De la emoción a la indignación, de la confrontación a la  complicidad.  Un ejercicio creativo que aporta un nuevo lenguaje a la obra literaria y a la fílmica.    

La exposición “Carteles de Cine y Literatura” contiene planteamientos con lecturas sorprendentes. Partiendo del principio formal de las palabras y los fotogramas, los artistas toman caminos novedosos e insólitos, basados en tratamientos profesionales de imágenes y formas tratando de resumir cientos de páginas e imágenes. Un magnifico ejercicio para la lectura y la visualización de imágenes tras la retina.

Eliseo de Pablos

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