ESPACIOS DE ARTE, FIC XLIII - SIN MAÍZ NO HAY TOLEDO

Sin maíz no hay Toledo
Del 07 de octubre al 13 de noviembre de 2015
Galería Polivalente   

Francisco Toledo
Curaduría: René Bustamante
Museografía: Leonardo Ramírez
Con la colaboración de la Galería Juan Martín
                      
“El maíz está vivo. Sufre si lo queman, se ofende si lo pisan. Quizás el maíz sueña a los indios, como los indios lo sueñan. El organiza el espacio y el tiempo y la historia de la gente hecha de carne de maíz.
Cuando Canek nació, le cortaron el ombligo sobre una mazorca. En nombre del recién nacido, sembraron los granos machacados de su sangre. De esa milpa se alimentó, y bebió agua serenada, que contiene luz de lucero, y fue creciendo…”
Eduardo Galeano. Memorias del Fuego 

México es el lugar en el mundo donde se originó el maíz. Su domesticación y cultivo son las semillas que le dieron vida a las grandes culturas mesoamericanas. Aparte de darles el sustento alimenticio a los pueblos, también es fuente de intercambio comercial y va más allá de un símbolo de identidad cultural; su relevancia entra en el ámbito ritual y sagrado.
Hoy, toda la riqueza natural del país está a la venta y entregada al mejor postor. Cuando se habla de la riqueza natural, no se hace referencia únicamente al maíz, al petróleo, al agua, a los bosques, se habla también de lo intangible, de los conceptos de comunidad, de pertenencia a la tierra y al pueblo que nos da sustento, a la extraordinaria variedad de alimentos derivados del maíz, las recetas para prepararlos, las historias, los diálogos y conocimientos compartidos alrededor del comal, esperando las tortillas, el ritual de los alimentos. En realidad ninguna de las culturas, ni las comunidades, ni el país, serían sin el maíz.
Las semillas de maíz se han guardado e intercambiado de generación en generación durante milenios, así con el trueque se mejoran y se buscan variedades más apropiadas para las parcelas. La mal llamada “revolución verde”, no fue más que una declaración de  guerra de las compañías transnacionales que alteraron genéticamente el maíz, y junto con el gobierno mexicano y sus instituciones, comenzaron a crear dependencias y controlar la base alimenticia de comunidades enteras, haciendo la sobrevivencia en el campo casi imposible y empujando a la gente a migrar a los centros urbanos.
Esta política está diseñada precisamente para vaciar el campo, así, las compañías tienen el terreno libre para apoderarse de todos los otros recursos. Se trata de destruir la memoria ancestral de los pueblos y sus culturas, arrancar el conocimiento y vaciar de sentido el trabajo en el campo, el trabajo comunitario. Se trata de desmantelar y reducir el pensamiento y la memoria de los pueblos originarios que se han mantenido gracias al cultivo del maíz. La soberanía alimentaria independiente corre un serio peligro. Hay una clara intención de romper la cohesión y el cordón umbilical que implica la siembra y la cosecha, la totalidad de los ciclos agrícolas y así condenar al país entero a una esclavitud alimentaria.
No se requiere mucha astucia para reconocer que la panacea de los transgénicos y la tecnología no resolverán los problemas alimenticios de la población, la tecnología sirve a los intereses y la ideología de quienes la crearon.
Por esta razón se requiere de la participación de la gente, tanto del campo como de las ciudades, cada uno desde su ámbito de trabajo y su palabra, y defender la vida que representa la semilla del maíz. Así Francisco Toledo toma las herramientas de su quehacer artístico y hace visible una problemática tan compleja y tan sencilla a la vez. No con un discurso dogmático sino con una visión y compromiso social, estético y sin romanticismos.
Cuando vemos el conjunto de estas hermosas imágenes en papel fotográfico, tapices de fieltro, cuero y cobre, inmediatamente nos atrapa la autenticidad e intensidad de su espíritu creativo. El poder comunicativo y la fuerza de su arte, expresada con tan diversos materiales, nos hablan de un sentido de responsabilidad y urgencia de ciertos temas que inquietan a todo ser humano. No es diferente a las preocupaciones de la gente en muchas otras y variadas culturas a través del tiempo. Su obra está cargada de símbolos y señales, como objetos rituales que son anteriores a la tecnología y a la ciencia, son como escudos contra la oscuridad que existe debajo su sofisticada conciencia social. 
Su arte en realidad celebra la vida con una iconografía muy personal, profundamente emotiva y sensual que representan también su historia individual. Toledo ha trabajado minuciosamente puliendo su depurada y particular visión estética. Se percibe gran soltura, una aparente falta de obligaciones o presiones pues todo su trabajo parece hecho sin prisa, muy deliberadamente, con una constancia y entrega absoluta, como si tuviese todo el tiempo por delante. Su meticulosidad artística no delata al individuo comprometido en la creación de espacios públicos, pulmones y motores fundamentales para la promoción de la cultura en Oaxaca. Algunos ejemplos: El Centro de las Artes de San Agustín, lugar donde estos tapices fueron elaborados en el taller de afelpado, el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca, el Instituto de Artes Gráficas, el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo, entre otros. Todas estas instituciones de largo alcance. Su participación cívica es notable en diversos rubros: ayuda y acopio de recursos en desastres naturales, defensa del medio ambiente, apoyo al caso de los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, oposición a la destrucción de un área natural, etc… Actividades todas que demandan una gran energía y tiempo. 
Su capacidad de movimiento y convocatoria son notables. Además siempre está trabajando y creando con sus manos y con todos sus sentidos. Sintiendo el palpitar de Oaxaca, del mundo y de lo que lo rodea. Sería muy largo y difícil enumerar la forma en que su presencia ha enriquecido palpablemente la vida cultural del estado de Oaxaca y del país. Hay una extraordinaria generosidad y entrega para con la sociedad y sus mejores causas. 
Con su característica parquedad y economía del lenguaje, lo que expresa está cargado de ironía y un sano sentido del humor, aun así se pueden cubrir algunos tópicos, o muchos de ellos en poco tiempo. Con lucidez y mordacidad disemina y les hace autopsia a los temas sobre la mesa.
A lo largo de su ya muy larga trayectoria artística, y aunque se pueden encontrar varios temas bien definidos, su obra no busca y no quiere definición. Tiene la virtud de abrir muchas interrogantes sobre lo que se percibe a simple vista y sobre la búsqueda y significado de las experiencias vividas por el artista. Lo que está claro, es su exuberante pasión por la vida, la autenticidad y sinceridad que transmite su trabajo, es exactamente lo que muchos otros pintores tratan de emular con tan pobres resultados.
Hay aspectos narrativos que juegan un papel relevante y cuentan una historia. La tradición oral encuentra un espacio en su trabajo; Toledo es en realidad un brillante contador de historias, describe visualmente lo más esencial de sus personajes y animales, capturando sus almas, por eso sus imágenes no son fieles traductoras de una realidad o eventos específicos, son más bien recuerdos que él ha ido entretejiendo a lo largo de su vida y los ha abstraído y singularizado y esto los hace únicos.
Toledo es en ese sentido, un cronista con un agudísimo poder de observación y sentido humano, social e histórico. Un creador de su propio lenguaje.
René Bustamante

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