ESPACIOS DE ARTE, MEDUSA- EURYDICE

MEDUSA- EURYDICE
Del 22 de enero al 06 de marzo de 2015
Galería Polivalente
Inauguración jueves 22 de enero  a las 13:00 horas


Pintura, dibujo y video
Bracha L. Ettinger

Bracha Lichtenberg Ettinger es una artista visual israelí-francesa basada en París y Tel Aviv. Pintora internacionalmente reconocida, también es psicoanalista y su trabajo ha tenido un impacto significativo en la teoría psicoanalítica, ética, y estética. Es hija de padres polacos sobrevivientes del Holocausto, y su arte explora temas de la memoria trans-generacional, del trauma y de la compasión, así como el femenino. Trabaja con óleo, dibujo y video. Tanto sus pinturas como sus cuadernos analíticos se han expuesto en museos como el de Freud Dream Museum en San Petersburgo, el Museo de Arte Moderno en Varsovia, el centro Pompidou en París, el Museo de Arte Moderno de Oxford, la Fundación Antoni Tápies en Barcelona, y el Palais des Beaux- Arts, Bruselas, por citar algunos.

Su teoría surge directamente de su práctica artística. Suele trabajar con una imagen base, como por ejemplo una fotografía Holocausto nazi o un mapa. Empieza a fotocopiar la imagen pero interrumpe el proceso a mediados para suspender el tiempo, para dejar que la luz entre, abriendo así lo que hubiera sido una repetición hacia una nueva intervención. Pinta y dibuja en donde la imagen estaba a punto de aparecer trabajando con el toner y dentro de la ceniza fotográfica, encima de los trazos de la imagen no-tan- visible. De esta manera retrabaja la noción del readymade de Duchamp, con las alucinaciones freudianas, abriendo la imagen a nuevas interpretaciones y usos. A través de este proceso original logra evitar repeticiones (a diferencia del arte archivalístico) para crear en su lugar resonancias. Al igual que el psicoanalista en la sala de consulta, ella abre un espacio-tiempo (en él que el pasado ni se niega ni se reprime) para avanzar a la posibilidad del cambio en el presente y el futuro. En lo que ella nombra el matrixial borderspace (el espacio fronterizo de la matriz) del arte, los espectadores se relacionan con el arte, cada uno a través de sus propias asociaciones, así recalibrando sus relaciones con sus propios pasados y con las historias de otros, transformando de esta manera su yo y el mundo a la vez.

A partir de su arte, Ettingr pauta una nueva forma de conceptualizar la subjetividad humana y una ética de compasión hacia el Otro. Los matrixial borderspaces se refieren a espacios maternos de intercambio, de compartir. En lugar de la historia freudiana-lacaniana del sujeto dividido, la falta y la castración edipal, Ettinger  se imagina un modelo basado  en el femenino. Arraiga su teoría en la posibilidad que el sitio del embarazo no sea un mundo de simbiosis, fusión y sentimiento oceánico, sino un ambiente lleno de movimientos y encuentros entre fragmentos de diferencia y afecto. Al nacer, el infante y la madre intercambian estos trazos de afecto y deferencia y llevan consigo las conexiones pre-natales hacia el mundo simbólico: para Ettinger, las fronteras son umbrales de intercambio en lugar de sitios de límites y pérdidas. Y el sujeto humano nace dentro de conexiones, no escisiones. La capacidad  del niño de registrar un conexión con el Otro/la madre que no se basa en el conocimiento ni en la cognición dota a los seres humanos de la capacidad de extender la misma compasión y relación hacia el desconocido/el Extranjero. Así consolida la base para una ética de compasión y responsabilidad por el trauma de otras personas y lo que nos es ajeno. Como desmantela el antagonismo primordial entre el ser y su otro, no ha de sorprender que la obra de Ettinger está atrayendo interés alrededor del mundo por las implicaciones poscoloniales, feministas, políticas y éticas.

Las teorías de Ettinger sobre el matrixial borderspace junto con sus pinturas, dibujos y cuadernos, han sido estudiados por Griselda Pollock, Catherine de Zegher, Nicolás Bourriaud, Jean-François Lyotard, Christine Buci-Glucksmann y Brian Massumi, entre otros. Ettinger tiene un doctorado en Estética de Artes Visuales de la Universidad de París VIII, Una DEA en Psicoanálisis de la Universidad de París VII, y una maestría en Psicología Clínica de la Universidad Hebrea de Jerusalén. Es maestra en la European Graduate School (EGS) localizada en Saas-Fee, Suiza.

Medusa-Eurydice: pintura, dibujo, video es la primera exposición de Ettinger en México y en la América Latina. Y en ella transmite no solo una idea sino encuentra el medio para representarla, es lo que permite a un artista consolidar el discurso que lo reconoce y lo lleva a trascender por medio de su obra.

Medusa – Eurydice se compone por una serie de pinturas, dibujos y cuadernos en los cuales, a través de la mancha, reconocemos siluetas que nos introducen en una reflexión en torno a la figura. Con su obra genera una ambigüedad semántica, a partir de sus diseños visual y textual logrados por medio de las mancha o de la fotocopia.

Su muestra plástica se convierte en el lugar donde las figuras femeninas de los mitos griegos se reúnen, Ariadna, con medusa y Eurydice. En este sentido, Bracha genera una tensión diferente entre nosotros y su obra, al confrontar dos interpretaciones opuestas hasta lograr un encuentro en una re/tensión y justo será con la pre/tensión de estos dos mundos donde brote el sentido.

Cada obra de Bracha es metáfora viva, intraducible por su espesura semántica en sus saberes, pero abundante y excedente de sentido. Sus imágenes se han desterritorializado de cualquier pulsión, porque ellas suspenden el discurso ordinario para dar lugar a nuevas configuraciones sobre nuestra realidad común, en los dominios del lenguaje visual.

Esta exposición nos permite percibir nuevas afecciones a nuestra tradición visual. No solo por la brecha espacial y temporal, corporal y espiritual que hoy habita en los muros de esta galería, sino por el nuevo ejercicio dialectico establecido por Bracha con los universitarios, donde el distanciamiento nos coloca en una nueva proximidad que suprime y preserva la distancia cultural e incluye la otredad dentro de lo propio.
Cada una de las piezas aquí presentes, son metáforas memorables que tienen el poder de confrontar a dos dominios separados en una misma relación cognitiva y emocional, para hacernos tocar las profundidades simbólicas de nuestra existencia, como afirmara Paul Rincoaeur. La artista nos transmite directa o indirectamente sus experiencias a nuestra mente a través de su obra. Lo que sugiere entre sus manchas y siluetas, se afirma al observar semejanzas entre su discurso y nuestras vivencias.

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