ESPACIOS DE ARTE, FIC 2014, FRONTERA IN MEMORIAM

Frontera in Memorian
Marisa Boullosa
Galería El Atrio 

El trabajo visual de Marisa Boullosa lo ha desarrollado principalmente  en la gráfica. 
Nació en la Ciudad de México, en 1961, y su formación académica fue en Restauración, Conservación y Museografía, después estudio grabado y pintura en la Escuela Massana, Barcelona, España. Ha vivido en Italia y Estados Unidos.

Ha sido objeto de importantes reconocimientos en la gráfica, los más recientes son la: Awagami Mini Print, Japón, beca Pollock-Krasner 2010-2011, en Nueva York y Premio adquisición en gráfica, Bienal Puebla de los Ángeles, Puebla, México, 2011. Así como reconocimientos en: Bulgaria, Rumania, Polonia, Japón, Corea y en México, donde ha obtenido dos veces el Premio Nacional de Grabado José Guadalupe Posada 1998 y 2001.

Conceptualmente su trabajo se construye a partir de las interpretaciones gráficas de las huellas objetuales de la vida. Usa fotografías, ropa, documentos y cosas de la vida cotidiana, convirtiéndolos en metáforas de condiciones de vida, que transitan entre la historia personal, la memoria y la interacción con lo que le rodea y vive. Los objetos cotidianos, se vuelven en su trabajo algo protagónico, en donde se quedan marcadas o estampadas los trazos de la vida y el desgaste del ser humano, los zapatos como testigos de nuestro crecer en la vida y de nuestro paso por la vida.
El autorretrato, es otro elemento muy importante en su trabajo constituido a lo largo del proceso de la vida,  reinventa imágenes y objetos, el inconsciente entra en juego, y en ese acto creativo se descubre a si misma.

La migración es un tema muy importante en su trabajo visual y ha dedicado dos proyectos a la misma: Migrant, Migrantes=USA  y Frontera Herida.
Hace historias reinventadas tanto con la gráfica tradicional como expandida, que transfigura en imágenes a través de poéticas que evocan lo íntimo, frágil y efímero de la existencia humana. Huellas y objetos que se reinventan como estampas de vivencias y recuerdos.

Presente en numerosas exposiciones, bienales y trienales, tanto a nivel nacional, como internacional, y su obra forma parte de importantes colecciones de Museos, así como colecciones particulares.  Tan solo en este año ha participado en: Trienal de Cracovia, Polonia, Bienal Trois Riveres, Canadá, y la Bienal de Mini-Estampa de la Biblioteca de Alexandria en el Cairo, Egipto.
Apoyada por la Fundación Pollock-Krasner, Marisa Boullosa realizó un interesante proyecto que sobresale por el tema, su interpretación y la experimentación formal. “Frontera in Memorian” aborda la ingenuidad, dolor, esperanza y fragilidad que viven los jóvenes migrantes al ser deportados a México después de cruzar la frontera.

Exploradora constante de las posibilidades expresivas que brindan los medios impresos tradicionales, Boullosa ha desarrollado un vocabulario que se basa en la expansión de la gráfica y la fotografía en hibridaciones bidimensionales, objetos e instalaciones. Creadora de una estética sutil que incide en la transmutación de las texturas visuales en metáforas emotivas y evocadoras, la artista genera imágenes que trascienden su tiempo y localidad a través de poéticas nostálgicas que fusionan el dolor con la belleza.

Su obra y proyecto, concebido como un conjunto de alegorías que representan y evocan actitudes, creencias e imposiciones del poder relacionados con el acto de migrar, inició con la experiencia directa que tuvo la artista con jóvenes de 13 a 17 años en un albergue gubernamental para deportados en Nogales, Sonora, lugar en el que la desesperación, el miedo y la desesperanza se materializan como huellas en heridas corporales por tratar de saltar las púas fronterizas, pies lacerados por las caminatas, escapularios sudados, crucifijos, sellos de repatriación y listas de objetos consignados. Fotografiadas, fotocopiadas y convertidas en graficas intervenidas e imágenes heliográficas que transitan de la bidimensión a la tridimensión objetual, las huellas de los migrantes se convierten en presencias perturbadoras que oscilan entre el dramatismo, la nostalgia, la realidad y la ficción. Heridas cosidas con hilos rojos que, en un constante y homogéneo zigzagueo, laceran todavía más las evocaciones simbólicas. Las piezas se enriquecen con la reinterpretación de vestidos infantiles que remiten a las celebraciones populares y, sobre todo, con numerosos delantales que significan la identidad y el trabajo de las mujeres mexicanas en Estados Unidos.
Blanca González Rosas 

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